Las reservas hoteleras para verano se resisten frente al alza de la demanda en casas rurales
El sector turístico de La Rioja confía en que acelere la desescalada haciendo valer sus ventajas ante las dudas de los visitantes
Tras más de dos meses de un parón prácticamente absoluto por las restricciones del estado de alarma, los alojamientos turísticos de La Rioja miran hacia la campaña de verano con una expectación máxima. Julio y agosto no serán la panacea para un año lastrado por el brutal impacto del COVID-19, pero al menos podrían enjugar parte del daño derivado del confinamiento y el freno a los movimientos. Los teléfonos vuelven a sonar preguntando por tarifas, fechas vacantes, condiciones y, sobre todo, medidas de seguridad implementadas. Sin embargo, la incertidumbre aún sigue latente. No la totalidad de los interesados concreta sus intenciones y, a fecha de hoy, se presume una ocupación desigual sobre una duda común entre todos los negocios: ¿se acelerará a lo largo de este mes la desescalada para facilitar el tránsito de visitantes?.
El ranking del optimismo está encabezado por las casa rurales. Desde que La Rioja entró en fase 1 y resultó factible viajar dentro de la propia comunidad, este tipo de alojamientos han ido llenando las estancias vacías durante tantas semanas. La demanda ha sido puntual, pero al menos ha estimulado un escenario bloqueado que la próxima semana ya es seguro que se consolidará con público local aprovechando la festividad del Día de La Rioja y San Bernabé. Todo apunta a que será el preludio de unos meses de verano muy similares a los de anteriores ejercicios. «A no ser que sea por motivos económicos de trabajadores afectados por ERTE o cierres de empresa, no creo que el turista medio vaya a renunciar a sus vacaciones de verano», vaticina el presidente de la Asociación de Casas Rurales de La Rioja (Ascarioja) que aglutina a 84 propietarios. José Joaquín Sanz fundamenta su pronóstico en el volumen de llamadas recibidas en los últimos días, pero especialmente en el número de fechas ya concertadas. «Si todo sigue así, esperamos llenar», anticipa sin descuidar la cautela y con la novedad de peticiones de estancias más largas, que pasan de una media de cuatro días a una semana completa.
La sensación en los hoteles es bien diferente. También aquí se denota mayor movimiento en forma de requerimientos telefónicos o vía web, pero las peticiones en firme de habitaciones para julio y agosto aún son residuales. «Las llamadas pidiendo detalles no se están traduciendo en reservas a través de las plataformas», explica Demetrio Domínguez, presidente de la Asociación Riojana de Hoteles, integrada en la FER. A la anulación «al 100%» de las previsiones tras decretarse el estado de alarma y un mes de junio que juzga también «perdido», los hoteleros depositan sus esperanzas en un alivio anticipado de las restricciones de movilidad y, sobre todo, la campaña de promoción comprometida dentro del Plan de Relanzamiento del Turismo de La Rioja. «Es clave que se ejecute cuanto antes y tenga el impacto que todos deseamos», dice Domínguez.
Demetrio Domínguez · Hoteles
«Las llamadas que piden información no se traducen aún en reservas»
José Joaquín Sanz · Casas Rurales
«A no ser por motivos laborales, el turista medio no renunciará a las vacaciones estivales»
Jon Salgado · Campings
«Cada semana el escenario que vivimos cambia mucho y todo se ve ya de otro color»
Los clientes de las casas rurales riojanas optan este verano por estancias más prolongadas: de cuatro días de media, a una semana
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